¿Tu cuerpo está constantemente en estado de alerta máxima?

Sensibilización.

Nuestros cuerpos han evolucionado para notar cosas que podrían ser perjudiciales para nuestra salud y seguridad corporal.

Esta sensibilidad ayudó a nuestros antepasados a mantenerse a salvo en un mundo lleno de amenazas.

Nuestro umbral para reaccionar ante algo como una amenaza puede aumentar o disminuir. Cuando estamos estresados, el sistema de alarma de nuestro cuerpo puede volverse más sensible, haciéndole reaccionar ante cosas que normalmente no supondrían un problema.

Con el tiempo, el cuerpo puede cambiar su base de referencia, de modo que ser hiperreactivo ante las amenazas se convierte en nuestro nuevo piloto automático. Este proceso se llama «sensibilización». Puede ocurrir en diferentes sistemas corporales.

Por ejemplo, nuestros sentidos pueden volverse hipersensibles. Esto puede causar problemas como zumbidos en los oídos, molestias por luces brillantes o sensación de dolor más intensa.

Nuestro sistema inmunitario, el cual reacciona ante sustancias químicas nocivas y enfermedades, es un sistema que puede sensibilizarse y aprender a responder a las cosas cotidianas como una amenaza. Esto causa síntomas como si fuéramos alérgicos a muchas cosas diferentes o como si siempre estuviéramos enfermando.

Explorar las interacciones

Crear tolerancia para invertir la sensibilización.

¿Por qué?

La buena noticia es que la sensibilización no es un proceso unidireccional.  Hay cosas que se pueden hacer para ayudar al cuerpo a aprender a tolerar los desencadenantes y salir del estado de alerta máxima.

Ayuda a tu cuerpo a relajarse

Cuando estás estresado, el cuerpo es automáticamente más sensible a las cosas que le molestan. Para crear tolerancia, hay que aprender a entrar en reposo fisiológico. Esto implica una respiración lenta y profunda y una mente tranquila. Mediante la relajación permitimos que nuestro cuerpo desconecte del estado de alerta máxima.

Hazle saber a tu cuerpo que está bien

Tu cuerpo necesita saber cuándo ha pasado la enfermedad o el peligro. Hacer cosas como moverse suavemente, pasar tiempo al aire libre, comer alimentos nutritivos y salir con amigos ayuda a tu cuerpo a entender que lo peor ya ha pasado.

Introduce los desencadenantes gradualmente

No se puede crear tolerancia evitando los desencadenantes. Evitar los desencadenantes impide que el sistema sensibilizado actualice sus reacciones. La exposición es uno de los métodos más eficaces para tratar los síntomas de la sensibilización. Puedes empezar por exponer tu cuerpo a una pequeña cantidad de lo que te molesta y luego, poco a poco, ir aumentando la «dosis», dando tiempo a tu cuerpo para adaptarse.

Apoyo

Si tienes síntomas provenientes del sistema inmunitario que son nuevos o preocupantes, es importante comentarlos con tu médico de cabecera. Tu médico debe realizar un examen y puede recomendar más pruebas. Esto es importante para asegurarse de que no se pasa por alto una infección o enfermedad autoinmune. Este tipo de enfermedades causan muchos síntomas similares a los que experimentan las personas con un sistema sensibilizado.

Puede resultar tentador pensar que basta con tomar medicamentos para desactivar las respuestas sensibilizadas. Los antiinflamatorios, como los antihistamínicos o los AINE, ayudan a algunas personas a controlar los brotes de un sistema inmunitario sensibilizado. Sin embargo, esta estrategia suele ser menos útil de lo que parece. Por ejemplo, los analgésicos opiáceos nos ayudan a evitar el dolor a corto plazo, pero a largo plazo pueden aumentar la sensibilización.

Si tienes síntomas recurrentes que encajan con un patrón de sensibilización, es buena idea trabajar con un profesional sanitario para elaborar un plan personalizado para crear tolerancia. El mejor plan depende de tu cuerpo y de la causa de tu sensibilidad. Por ejemplo, si el ejercicio desencadena los síntomas, un fisioterapeuta puede ayudarte a elaborar un programa de ejercicio personalizado que sea seguro para ti. Si te molestan determinados alimentos o sustancias químicas, puede que necesites consultar a un dietista o a un especialista en alergias. Si el miedo se interpone en tu camino, un psicólogo puede ayudarte a superar los sentimientos de ansiedad durante las exposiciones. Si tienes síntomas muy graves, puede que te convenga que un equipo de distintos expertos sanitarios te ayude a abordar el problema desde múltiples direcciones.