¿Sientes desfase horario, como si el cuerpo estuviera desincronizado?
Ritmos corporales.
En nuestro cuerpo suceden muchas cosas sin que nos demos cuenta.
Todas ellas deben trabajar juntas en sincronía.
Piensa en cuando comes. Los intestinos empujan los alimentos con contracciones de arriba abajo. Esto debe ocurrir a la velocidad adecuada. Si son demasiado rápidas, puedes tener diarrea. Si son demasiado lentas, puedes sufrir estreñimiento.
Cuando comemos, también ocurren otras cosas importantes. Por ejemplo, necesitamos enzimas para descomponer los alimentos. Si las enzimas se producen en el momento equivocado, los alimentos se quedan sin digerir en el estómago y nos sentimos hinchados. Todas estas funciones deben comunicarse entre sí y trabajar juntas.
El cuerpo depende de ritmos para mantener esta coordinación. Hay diferentes ritmos corporales, pero el ritmo diario (circadiano) es uno de los más importantes para nuestra salud. Cuando nuestro ritmo circadiano se desincroniza, se producen síntomas parecidos al jet-lag.
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Atención.
Construye una rutina diaria que permita sincronizar los ritmos corporales.
¿Por qué ?
Podemos ayudar a nuestro cuerpo a recuperar su ritmo natural. Seguir una rutina puede ayudarnos a conseguirlo.
Por eso, seguir una rutina es una parte importante de la recuperación. Nuestro cuerpo funciona mejor con ritmos predecibles.
Las rutinas diarias ayudan a nuestro cuerpo a regularse y coordinarse, permitiendo que los distintos procesos trabajen juntos con mayor eficacia.
Para devolver el ritmo a tu cuerpo, sigue dos pasos:
1. Aprende a reconocer las señales.
Existen algunas señales temporales sencillas que ayudan a sincronizar los relojes de nuestro cuerpo. La luz, el movimiento y el momento en que comemos son los factores que más influyen en el ajuste de los relojes circadianos de todo el cuerpo.
2. Expón tu cuerpo a estas señales diariamente.
Una rutina te ayudará a conseguirlo.
Apoyo profesional:
Si tienes problemas para dormir, es posible que tu equipo sanitario te recomiende algunos cambios para mejorar la «higiene del sueño». La terapia cognitivo-conductual para el insomnio (TCC-I) es una intervención basada en la evidencia que te guía para conseguir una mejor calidad del sueño y ha demostrado reducir síntomas físicos como el dolor.
Si padeces una alteración circadiana grave que no ha respondido a la autogestión, puedes consultar a tu médico de cabecera sobre la conveniencia de remitir a un especialista del sueño.