¿Tus síntomas apuntan a lo que ha sufrido el cuerpo?

Memoria corporal.

Solemos pensar en la memoria como las cosas que nos vienen a la mente cuando recordamos un momento concreto de nuestra vida.

La memoria corporal es distinta. Se almacena en nuestros tejidos y en la forma en la que se han adaptado nuestros sistemas corporales.

Podemos despertarnos con un síntoma hoy simplemente porque lo tuvimos ayer. El síntoma es un rastro de memoria almacenado en los tejidos corporales.

La memoria corporal puede afectar al sistema nervioso. Por ejemplo, cuando las vías neuronales no se actualizan tras la curación de una lesión, el dolor puede persistir.

El cuerpo también guarda la memoria de cosas que nos han pasado. El estrés o el trauma pueden almacenarse en el cuerpo en forma de tensión y patrones de respuesta, incluso después de que creamos haberlo olvidado o superado.

Explorar Interacciones

Guía breve: hacer algo diferente.

¿Por qué?

Para actualizar la memoria corporal debemos hacer algo diferente. El cuerpo se adapta un poco cada vez que experimenta algo nuevo. Al moverse por el mundo de nuevas maneras, el cuerpo puede transformar viejos patrones de tensión y encontrar nueva libertad y bienestar.

Estos principios pueden guiarte para realizar cambios sean cuales sean los síntomas con los que estés trabajando, sólo tienes que adaptarlos a tu situación particular:

Compromiso

Haz un plan para practicar un nuevo hábito, respuesta o habilidad durante un tiempo determinado. Elígelo basándote en lo que sabes sobre tus síntomas. Elige algo que se ajuste a tus capacidades actuales y que sea algo que vayas a disfrutar.

En el caso de la mayoría de nuevos hábitos, es bueno practicarlos todos los días. Puedes poner una alarma o añadirlos a tu rutina diaria para que esto te ayude a recordarlos. Cuanto más practiques, más fácil te resultará comprometerte.

Empieza poco a poco

Una vez que hayas decidido hacer algo diferente, elige un punto de partida que te resulte cómodo. Evita ponerte expectativas demasiado altas o ir demasiado deprisa. El progreso gradual es más eficaz y sostenible.

Por ejemplo, si estás intentando comer de forma más saludable, es mejor que empieces a cocinar una comida a la semana, y que vayas construyendo a partir de ahí, que intentar cocinar todas las comidas desde cero el primer día.

Trabaja dentro de los límites del cuerpo

Es posible que hayan cambiado, sobre todo si antes estabas en forma y eras activo. Mientras entrenas, presta atención a las señales que te da tu cuerpo. Por ejemplo, presta atención a tu respiración. Si respiras entrecortadamente, reduce un poco el ritmo.

Amplía lo que tu cuerpo puede hacer

El cuerpo aprende haciendo y repitiendo. Si hacemos algo diferente con nuestro cuerpo suficientes veces, esto cambiará la estructura y la función del cuerpo. Cuando entrenes, evita introducir grandes cambios en cuanto al nivel de esfuerzo: el cuerpo se adapta mejor mediante un progreso lento y sostenible.

Evalúa

Cuando hayas practicado tu nuevo hábito durante un tiempo, tómate un momento para decidir si te está ayudando. Si crees que es útil, continúa. Quizá quieras ampliar lo que has aprendido y añadir algo nuevo. Si no ves ningún cambio, y le has dado tiempo suficiente para que tenga impacto, para y prueba algo diferente.

Celebra los pequeños progresos

Mantener nuevos hábitos puede ser difícil. No es necesario hacer grandes cambios de inmediato; los pequeños progresos también son positivos. Lo importante es hacer algún tipo de cambio, por pequeño que sea.

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Consejo del terapeuta

Mover el cuerpo es súper importante durante la rehabilitación porque ayuda al cuerpo a aprender nuevas formas de existir. Cuando se prueban diferentes movimientos, es como darse más opciones para encontrar la libertad y el bienestar. Hace que el cambio en otras áreas de la vida sea más fácil.

Durante la recuperación después de una enfermedad o lesión, es importante concentrarse en actividades que te hagan sentir bien y ayuden a tu cuerpo a relajarse. En lugar de intentar quemar calorías o alcanzar objetivos específicos, elige ejercicios que brinden comodidad y tranquilidad a tu cuerpo.

Apoyo

Los fisioterapeutas y los terapeutas de terapia psicomotora son profesionales sanitarios que pueden aconsejarte sobre cómo actualizar tus hábitos corporales de la forma que resulte más útil para tus síntomas.

Los terapeutas ocupacionales pueden aconsejarte sobre cómo estructurar las rutinas y superar los obstáculos para hacer las cosas de otra manera.

La terapia cognitivo-conductual puede ayudarte a reflexionar sobre tus respuestas automáticas actuales a la enfermedad y a encontrar oportunidades para responder de otra manera.

Crear nuevos hábitos o aprender nuevas habilidades con otras personas puede ser más divertido y motivador.

La mayoría de las comunidades tienen grupos a los que puedes unirte. Los grupos pueden ser de danza, yoga, jardinería, senderismo u otras prácticas de movimiento consciente.

Es importante, incluso dentro de un grupo, que te muevas a un ritmo que te permita ser consciente de tu cuerpo y de lo que este necesita. Puedes buscar grupos que se anuncien como lentos o reconstituyentes, adecuados para la curación, informados sobre traumas o para adultos mayores.

Cuando asistas por primera vez a un grupo, es útil ser valiente y hablar con el facilitador o líder antes de empezar. Puedes explicar que te estás recuperando de unos síntomas y que actualmente tienes algunas limitaciones corporales. Esto te ayudará a no sentirte presionado a unirte a movimientos que están más allá de tus límites actuales.